Los niños votaron por sus verduras favoritas, el personal de los comedores escolares acostumbrado a calentar platos congelados aprendió a cortar fruta fresca y los restaurantes cambiaron su menú. Y el experimento funcionó. Un programa que impulsó a toda una ciudad a trabajar junto a sus hijos para que coman mejor y hagan más ejercicio ayudó a frenar el aumento de peso de los niños, informaron investigadores estadounidenses, según Reuters. Los niños de Somerville, Massachusetts, aumentaron, en promedio, una libra (medio kilo) menos que los niños que no participaron del programa, según hallaron los investigadores en la escuela de nutrición de la Tufts University, en Boston. Y la iniciativa logró que comieran brócoli.
Fecha publicada: 14/05/2007
Fuente: El Universal
Comentarios
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